martes, 1 de mayo de 2012
Rebecca Ferguson
Con una altura como autora difícil de encontrar en una persona de su edad, el álbum de debut de Rebecca Ferguson no es un híbrido de estilos diferentes. Detrás está el alma y la emoción de una mujer que no lo ha tenido fácil, orgullosa de su origen obrero en Liverpool y con espíritu de lucha que se refleja en sus letras. Es una artista de los pies a la cabeza y con todo el futuro por delante. “Me ha cambiado como persona”, afirma Rebecca sobre su participación en Factor X. “Soy más fuerte, había comenzado a perder la esperanza y ahora con mi primer álbum espero que mi voz y mis canciones lleguen tan alto como sea posible”.
Rebecca siempre ha escrito sus canciones y cuando todo el mundo decía “no será capaz de componer” ella se encargó de llevar la contraria y poner a cada uno en su sitio. En su primer álbum ha trabajado con productores como Eg White (Adele, James Morrison, Duffy), Fraser T Smith (N-Dubz, Tinchy Stryder, Cee Lo Green) y Claude Kelly (Britney Spears, Whitney Houston, Jessie J) y el proceso de composición y grabación ha durado 11 meses, elaborando canciones sostenidas por el piano (Teach Me How To Be Loved), por una gran orquesta (Fairytale) o con la voz en la plenitud (Shoulder To Shoulder).
Rebecca Ferguson cita a Ben Howard, Ray Charles, Bombay Bicycle Club, Sam Cooke, Nina Simone, Stevie Wonder, Tupac, Florence and the Machine, Nicki Minaj y Beyoncé como artistas que lleva en su iPod. Y, por supuesto, Adele. “Ella ha sido un gran apoyo y ha dicho cosas preciosas de mí. Confesó que me votó 80 veces cuando estaba en el concurso. Cuando canta, siente cada palabra. La adoro”. Tímida a veces y con una gran sonrisa, Rebecca continúa: “No quise doblarme la voz en el disco. Quise decir cada palabra y no repetirlas. No me importa si dicen que soy una diva”.
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