jueves, 23 de agosto de 2012

Chimo Bayo


Paralelamente a La Movida Madrileña, la búsqueda de libertades en Valencia giraba en torno a un hervidero underground que, a pesar de gozar actualmente de mucha menos repercusión mediática que el primero, carecía de su carácter exclusivo, ejerciendo, a finales de los 70, de cordón umbilical entre las nuevas tendencias musicales europeas y la península. Esta "Movida Valenciana" comienza a emborracharse de los sonidos de la new wave con sus pintas sofisticadas, y, ávida de noches de hedonismo y desfase, comienza a introducir en España ese fenómeno clubbing que había surgido en Manchester, concentrándolo en torno a una figura obsoleta de necesaria reinvención: la discoteca. Así es cómo, convertida en santuario para rockers, punkis, góticos, modernos y demás fauna noctámbula de las comunidades colindantes, comienza a coincidir bajo un mismo techo en encapsulada armonía un conglomerado de tribus urbanas que siembra la semilla de la denominada Ruta Destroy (término acuñado por Vicente Pizcueta, uno de los principales promotores de la noche valenciana), con sus fines de semana de 96 horas vividos como el último.
Algo más alejado de todo este entramado, en la discoteca Arsenal de Oliva, un joven Chimo Bayo (a la postre figura indispensable de la Ruta) comienza a hacer sus pinitos como DJ.
Nacido el 25 de Octubre de 1961, su vida profesional comienza muy lejos de las mesas de mezclas. Sano deportista y piloto de motocross en circuito cerrado con Derbi, el destino tenía ideado otros planes para él. Así, un aparatoso accidente y una operación de ligamentos truncarían su carrera en el mundo del motor con tan sólo 19 años.
Su acercamiento a los platos, sin embargo, vendría de forma casual. Aún con sus muletas, ocioso en una discoteca en Cullera, comienza a investigar cómo y qué pincha el DJ, y a empaparse de los ritmos que, desconocidos hasta entonces para él, llegaban a sus oídos. Un día, le proponen hacer una suplencia al DJ residente... resultando más larga de lo inicialmente previsto. Al parecer, el DJ había ganado un concurso y pedía un aumento de sueldo que no estaban dispuestos a conceder.
Influenciado por el entorno (en aquella época no había sesiones específicas), comienza combinando la electrónica más vanguardista del momento (Depeche Mode, Kraftwerk), con sonidos afterpunk mucho más oscuros (Bauhaus, Joy Division, Nina Hagen), creando poco a poco su estilo personal, del cual Front 242 sería máximo representante de esa mezcla rítmica a la que ya se iba aproximando.
Poco a poco, con su atrevimiento por bandera (mezclando, por ejemplo, música clásica) va siendo reconocido en las mejores salas de Valencia, llegando a la ya citada Arsenal de Oliva, lugar donde comenzaría a desarrollar el hábito de hablar por el micrófono, algo que le acompañaría de por vida y que le dotaría de un carácter inconfundible, para bien o para mal. También es aquí donde empieza a componer sus primeros temas, llegando en 1987 su primer trabajo junto con Ángel Patiño: "Ráyate" (Raya, 1987), uno de los primeros discos de mezclas de música electrónica editado en España con la compañía Raya, y en el cual aparecía como portada un librillo de papel de fumar. Con más de 20.000 copias vendidas, supone un gran éxito comercial, propiciando la publicación de un segundo LP, "Ráyate 2" (Raya, 1987), con el mismo compañero, la misma compañía e idénticos resultados comerciales.
Al son de las más veteranas, comienzan a surgir nuevas salas en la Ruta, y, con el reconocimiento que ya poseía, consigue el puesto de DJ residente en El Templo (en Cullera, la antes llamada París-Texas), siguiendo, por tanto, su progresión como DJ. Situada no muy lejos de la mítica Chocolate y con una estética eminentemente industrial que emergía de entre los campos de arroz, las sesiones de Chimo Bayo, ahora mucho más contundentes (EBM, new beat y techno) seguirían provocando una dualidad amor/odio entre el público asistente, con fieles seguidores de sus speechs a través del micro, y grandes detractores.
Ya en el año 1991, con La Movida Madrileña más que enterrada, el boca a boca (junto a la aportación de algunos programas de televisión como La Edad de Oro en TVE), cierra la puerta de los armarios a un tímido atisbo hip-hopero, con las Ewing y los monopatines dentro, llegándose a producir un auténtico movimiento social sin precedentes en el que más de 30.000 jóvenes de todas partes de España, haciendo cientos de kilómetros fin de semana tras fin de semana, se congregan en las diferentes discotecas en torno a Valencia para pasar fines de semana inolvidables.
Tras un año de pelea, llega por fin su siguiente trabajo, "Así me Gusta a Mi" (Área Internacional, 1991), rompiendo con él el mercado musical, y desencadenando la locura dentro y fuera de nuestras fronteras (maxisingle más vendido de la historia de España y autor nacional que más discos vendió en el extranjero durante dos años consecutivos). Con su extravagante armadura galáctica y su gorra con luces acopladas (plagiada, por ejemplo, por Orbital), el Comando de Baile venido del espacio exterior a la Tierra con el único propósito de bailar sobre ella comienza una gran gira europea que enlazaría con otra asiática, ofreciendo, entre ambas más de 100 actuaciones de entre las cuales cabe destacar la del Tokyo Dome en Japón, ante más de 55.000 personas.
Sus posteriores trabajos, producidos por Germán Bou y Juan José Coll, fueron una sucesión de éxitos, siendo editados en más de 30 países e incluidos en más de 100 recopilatorios de todo el mundo (quién no se acuerda de esos Máquina Total o Lo + Duro): tras "Química" (Área Internacional, 1992), quizás su tema más profundo, oscuro y autobiográfico, llegaría "Bombas Bombas" (Bol, 1992), su primer número uno en Japón y su disco más vendido en el mundo.
Sin embargo, la popularización de la Ruta, que ya había derrocado los ritmos más guitarreros, poco a poco va extinguiendo la vocación transgresora de las salas, industrializándose la oferta de ocio cada vez más y más. Se empiezan a fletar autobuses desde cualquier punto de la península para un desplazamiento más cómodo y barato y los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de forma masiva de este movimiento. Esta comercialización no es ajena a las drogas y su evolución. Del speed (ya nada quedaba del primer compuesto por excelencia de la inicial movida, la llamada mezcalina valenciana) se pasa a la cocaína -sustancia que había irrumpido arropada por la modernidad y que suponía la democratización de las drogas, la accesibilidad a una sustancia de artistas, el champán de las sustancias ilegales- y de esta al MDMA, sustancia que los traficantes holandeses exportaban en plena eclosión del acid house en Ibiza. La sencillez de su composición hizo brotar multitud de pequeños laboratorios clandestinos de síntesis y con la accesibilidad, el consumo comienza a vulgarizarse, dejando de ser un vehículo para convertirse en un fin en sí mismo. Pronto los chulos de barrio advierten que la ruta es un lucrativo negocio, entrando en juego con ellos, las peleas, la adulteración y los timos.
Mientras tanto, ajeno a todo ello, su música continúa derribando barreras, siendo su "Así me gusta a mi" incluido en la película "Jamón, Jamón" (1992) de Bigas Luna, y sampleado por la cantante israelí Dana International (había conseguido ser número uno también en Israel) en su éxito internacional "Saida Sultana".
Ya en 1993, sale "La Tía Enriqueta" (Bol, 1993), un nuevo hitazo que esconde bajo rimas sui géneris una esforzada base ácida y progresiva a partes iguales. Al tiempo que se suceden los éxitos comerciales, Chimo Bayo consigue el reconocimiento del gremio, acudiendo en representación de los DJ y autores de música de baile españoles al Festival Internacional de las Músicas de Cannes (MIDEM), junto a otros artistas españoles del calibre de Plácido Domingo, Héroes del Silencio, Vicente Amigo o Navajita Plateá.
Pero, tras la resaca del 92, el crimen de las niñas de Alcásser, las cuales fueron raptadas cuando se dirigían a una conocida sala, conmociona a la sociedad. La prensa pone su punto de mira en el despendole discotequero, ya que el principal secuestrador y asesino de las niñas, Antonio Anglés, era un habitual visitante, y la Ruta Destroy comienza a ser conocida como Ruta del Bakalao (radicalización de un término hasta ahora anecdótico por parte del entonces ministro del Interior, José Luis Corcuera). Los medios aseveran la existencia de un peregrinaje de discotecas que enlaza Madrid con Valencia, pasando por Toledo y la clase política no tarda en tomar medidas, poniéndose a la orden del día controles masivos de alcoholemia y drogas, y cerrándose algunas de las más emblemáticas discotecas ruteras.
El asedio provoca una huida hacia delante que abocaría en el abismo: el éxtasis empieza a consumirse en cantidades industriales, la seguridad de las salas se encarga a seudo-skinheads, la variedad, los peinados y lo estrambótico van dejando paso a los rapados, los grandes aros en la oreja izquierda, las zapatillas, los chándal y las bombers, y la música comienza a ganar revoluciones de forma proporcional a la pérdida de calidad, con temas mayoritariamente producidos de forma autóctona en estudios con pocos recursos.
Como DJ seguiría recorriendo toda España a las cabinas durante un tiempo más, volviendo a los estudios para producir remezclas de canciones de grupos como Azul y Negro, o produciendo, según asegura en su propio myspace, un himno para el mundial de Japón y Corea de 1994 (¿?).
Estigmatizado y echado a perder, a partir de 1995 el deterioro del llamado Sonido de Valencia y la impopularidad de la ahora conocida como Ruta del Bakalao, no le es indiferente a Chimo Bayo, el cual pasa a un segundo plano. Como empresario, encabezaría el proyecto Planet Valencia, en la antigua discoteca Wiggle de Albal, de aspecto bastante industrial, y que supondría uno de los varios reductos con calidad que surgieron en un intento desesperado -e infructuoso- de reflotar el movimiento.
A pesar de varios problemas con las discográficas, consigue sacar "Vamos al Espacio Exterior" (Bol, 1995), tema mucho más makina y happy-hardcore de lo que nos tenía acostumbrados; reflejo, un poco, de esta caída libre musical que, sin embargo, triunfaría durante años en las discotecas valencianas y barcelonesas.
Por último, ya en 1996, "Búscala" (Blanco y Negro, 1996) horrenda e innecesaria contribución a su discografía.
Tras casi cinco años en la sombra, a principios del 2000, Chimo reaparece, esta vez como director, productor y presentador del late-show local, Esto se Mueve (su popular grito de guerra, salido de una fiesta al entrar en la cabina del DJ tras unas cuántas copas de más), que durará hasta Marzo de 2006, participando regularmente en emisoras de radio y programas de televisión. Así, el Buenafuente valenciano vuelve poco a poco a estar en el candelero, combinando su nueva faceta televisiva con sesiones musicales y actuaciones que le llevan a recorrer toda España de nuevo. Chimo volvería a estar de rabiosa actualidad, abriendo cartel en el FEA 2005 (Festival Electrónica Alternativo) en la sala Les Basses de Barcelona, y siendo testigo de cómo, al igual que los Beatles en su día, su tema más universal era versionado en clave de rumba por Azuquita.
Protagonista a lo largo de su vida de muchas leyendas, tanto en lo personal (se dudaba incluso de que siguiese vivo), como en lo musical (se le atribuyen los Pitufos Makineros o el "Es de puta madre" -"España, aquí Valencia, de puta madre, con toreros"-, realmente de Skeet Machine feat. Matthew Tallon), ahora convertido en una leyenda de por sí, y transformado en todo un icono generacional, comienza a ser reivindicado desde diferentes puntos de la cultura: grupos de rock-electrónico, anuncios y programas de televisión, directores de cine y festivales de música independiente han sucumbido al revival Chimo, del que, precisamente, mucho tiene que ver el programa de humor La Hora Chanante, con su sección de consejos y su fan número uno, Vicentín.
Así, durante el 2006, vuelve a tener la agenda repleta, siendo, al igual que el año anterior, cabeza de cartel del FEA, invitado de lujo a la presentación en la Sala Bounty de Valencia del libro de Joan M. Oleaque, "En Éxtasi, Viatge a les Entranyes de la Festa"(Ara Llibres, 2006) y protagonista de un reportaje en EP3, el suplemento cultural del diario El País. Anecdóticamente, graba un single de los de pasar por caja junto al conocido personaje televisivo Dinio, titulado "Mira qué alegría (otra vez la policía)".
Ya como colofón, Bigas Luna, esta vez en "Yo Soy la Juani" (2006), repetiría tema para ponerle música a la promoción de su película, acompañando, incluso, al equipo al completo a la presentación en La Mostra de Valencia.
Entrevistas en MTV, TV3, Paramount Comedy, Antena 3. Chimo Bayo retomaría los escenarios (al margen de festivales y aprovechando el boom), con su Hiper Dance Tour Tazo 2007, recorriendo a su paso Barcelona, Madrid, Valencia, Málaga, Córdoba, Valladolid, Las Palmas, Mallorca e Ibiza, así como actuando para numerosas fiestas de programas de TV, como la de LHC en el Florida Park de Madrid o la del programa de Buenafuente en el Terrat en Marzo de 2007, presentando además, en esta última, su nuevo doble maxi "Remixes 2007" (Click-On Music, 2007), que incluye seis remezclas nuevas y cuenta con la participación de diferentes productores nacionales e internacionales, como Shane 54, D'Flame, Oscar-L, Abel The Kid & Raúl Ortiz.
Dando rienda suelta a su lado más cómico, ejerciendo como monologuista todos los jueves en el Café del Negrito en la zona del Carmen en Valencia (amén de la sorpresa a lo Isabel Gemio al Neng de Castelfa en el programa de Buenafuente), este año continúa con la línea ya dibujada en el 2006, tanto en actuaciones, como en reivindicaciones. Así, para no perder la tradición, vuelve a abrir el FEA en su edición del 2007 y, en el FIB, Fangoria le rinde su tributo particular poniendo música a su "Retorciendo palabras" con el "Así me gusta a mí".
Entre sus más recientes proyectos, se encuentra “Génesis” (Blanco y Negro, 2007) un CD+DVD con los cuatro temas de éxito originales y remezclas de diferentes productores, un par de temas inéditos (“Vocales” y “Reacción en cadena”), junto a un DVD con todos sus videoclips de éxito ("Así me gusta a mí", "Química", "Bombas" y "La Tía Enriqueta"), así como otras joyas para sus fans, como la actuación en el Tokyo Dome en 1994, un librito con reflexiones personales y un texto escrito por Oleaque.
Con más de 400 actuaciones en diferentes puntos de España y resto del mundo y su propia página web, lo cierto es que a día de hoy, con una mezcla de nostalgia, añoranza o vaya a saber usted qué, si un tema de Chimo suena en una discoteca, el baile y la diversión están asegurados. Y eso, sumado a que es innegable que es el más famoso DJ de la Ruta, es mucho más de lo que mucha gente puede decir.

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